sábado, 16 de mayo de 2009

ELEMENTOS DE LA VERSIFICACIÓN ESPAÑOLA

Al examinar un poema en español se nota que los elementos más importantes de la versificación (entendida como el estudio del verso) son dos: el cómputo silábico (número de sílabas) y el ritmo (la colocación del acento). Pero hay otros elementos que deben también estudiarse: la rima, la pausa, el encabalgamiento y la estrofa.


Cómputo silábico: Fenómenos que afectan el metro de un verso

Clasificación de los versos Al contar las sílabas de un verso, lo primero que hay que tener en cuenta es que no es lo mismo contar sílabas comunes o gramaticales que contar sílabas poéticas, ya que existen diversos fenómenos que afectan el cómputo silábico. En primer lugar hay que saber que en español cada verso puede ser de tres clases:

1. Verso llano

El verso llano se toma como norma para el cómputo de sílabas del verso porque la lengua española es fundamentalmente paroxítona; es decir, lo que más abunda son las palabras llanas. Cuando un verso es llano o paroxítono el número sílabas gramaticales y el número de sílabas poéticas será el mismo. Por ejemplo, en el verso siguiente hay catorce sílabas comunesy catorce sílabas poéticas: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

!Po - bre - ci - ta prin - ce - sa de los o - jos a - zu - les!

No sucede lo mismo cuando el verso es agudo o esdrújulo.

2. Verso agudo.

Al contar las sílabas de un verso agudo, se añade una sílaba al número de sílabas gramaticales. La razón es que la palabra aguda, por tener el acento en la última sílaba, suena con mayor intensidad y requiere más espacio de tiempo; por eso se cuenta una sílaba más.

verso llano

Ju-ven-tud di-vi-no te-so-ro = 9 1 2 3 4 5 6 7 8

verso agudo

!Ya te vas pa-ra no vol-ver! (8+1) = 9

3. Verso esdrújulo.

Si el verso es esdrújulo, se cuenta una sílaba menos porque al poner la fuerza de la voz en la antepenúltima sílaba se pronuncia más rápidamente; por esa razón se suprime una sílaba.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

verso llano

Mi-rad có-mo los ga-jos de las mag-no-lias =12

verso esdrújulo

a-gi-tan dul-ce-men-te las bri-sas cá-li-das (13-1) = 12

La sinalefa

Otro fenómeno que afecta al cómputo silábico es la sinalefa. La sinalefa no es un fenómeno exclusivamente poético. Se observa en el lenguaje hablado:

¿Có-mo-es-tá-us-ted? 1 2 3 4 5 6

sino: ¿Có-mo es-tá us-ted? 1 2 3 4

En el ejemplo, hay seis sílabas según la división gramatical, pero sólo cuatro sílabas fonológicas (la sílaba fonológica es la unidad de pronunciación de una lengua). Lo mismo ocurre en la poesía: cuando una palabra termina en vocal y la siguiente empieza también con una vocal se cuenta una sola sílaba. A veces, esta unión, a la que se ha llamado sinalefa, puede reunir más de dos vocales.

Otros fenómenos que afectan el cómputo silábicos: las licencias poéticas

A veces los poetas no siguen las normas establecidas del lenguaje; esto es lo que seentiende por "licencia poética" o "licencia métrica".

Así por ejemplo, en el primer verso su "Soneto XI" el poeta renacentista español Garcilaso de la Vega (1501-1536) hizo uso de una licencia poética ya que ese verso tiene doce sílabas gramaticales, pero Garcilaso, apartándose de la norma del lenguaje que establece que la palabra río tiene dos sílabas (rí-o), las redujo a una sola sílaba poética.

Her-mo-sas nin-fas que, en el río me- ti- das (1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11)

Respecto a las licencias poéticas hay que considerar tres clases de fenómenos:
(1) sinéresis, (2) diéresis y (3) hiato

1. Sinéresis. Es el fenómeno que se produce cuando en el interior de una palabra se unen dos vocales que generalmente no forman diptongo: poe-ta, leal-tad.

2. Diéresis. Es el fenómeno contrario de la sinéresis porque consiste en separar dos vocales que generalmente forman diptongo: su-a-ve, ru-i-do.

3. Hiato. Es el fenómeno contrario a la sinalefa porque consiste en pronunciar separadamente dos vocales que, aunque perteneciendo a palabras diferentes, deberían pronunciarse juntas por sinalefa: mú-si-cas de a-las. Normalmente en este ejemplo habría cinco sílabas poéticas, pero el poeta usa el hiato para obtener las seis sílabas que el ritmo de su verso necesita.

Ritmo

El verso es la unidad más pequeña de la estructura del poema. Su ritmo se determina por la distribución de los acentos principales, que son:

1. Acento estrófico. Este es el acento más importante y corresponde siempre a la penúltima sílaba del verso; es decir, que si el verso tuviera once sílabas, el acento estrófico estaría en la décima sílaba; si tuviera nueve, estaría en la octava sílaba, y así sucesivamente. Por ejemplo en el verso:

1 2 3 4 5 6 7 8

Yo soy un hom-bre sin-ce-ro como tiene ocho sílabas, el acento estrófico está en la séptima sílaba, la cual aparece en negrita.

2. Acentos rítmicos. Son los acentos en el interior del verso que coinciden con el acento estrófico en el sentido de que, si el acento estrófico corresponde a una sílaba impar, los acentos rítmicos estarán también en las sílabas impares; por ejemplo, en el verso anterior, como el acento estrófico está en la séptima sílaba que es impar, los acentos rítmicos estarán en las sílabas impares, es decir, en las sílabas primera, tercera y quinta. Si, por el contrario, el acento estrófico correspondiera a una sílaba par, los acentos rítmicos estarían en las sílabas pares. Por ejemplo, en un verso de once sílabas, como el acento estrófico estaría en ladécima sílaba, la cual es sílaba par, los acentos rítmicos corresponderían a las sílabas pares: segunda, cuarta, sexta y octava.

3. Acentos extrarrítmicos. Son los demás acentos que no coinciden con el acentoestrófico en el hecho de hallarse en las sílabas pares o impares.

1 comentario:

Fernando Ortiz dijo...

LA VIDA
(Sextina)

¿Dónde encontrarlas cuando faltan fuerzas?
Al decir de los sabios, dentro de uno.
Allí se encuentra el pozo nunca seco.
Allí puedes beber cualquier instante
el agua que da fuerza y que da vida.
Mas como no soy sabio, dudo un poco.

Por mi gran ignorancia y saber poco,
dudo de ese obtener mágicas fuerzas.
Quizá porque prosaica fue mi vida
y muy místico no debe de ser uno.
Si me acerco a la fuente y un instante
no mana agua, mi labio queda seco.

Uno se siente cada vez más seco,
además de saberle todo a poco.
Se disipó el encanto y el instante
cuando no escatimábamos las fuerzas,
pues en verdad sobrábanles a uno.
Mas vino el día en que cambió la vida.

No era ahora una broma ya la vida
ni un divertimiento, mas sí un seco,
cansancio que agotaba uno a uno
nuestros fieles afanes. Poco a poco,
pensamos en aquellas nuestras fuerzas
como pertenecientes a otro instante.

Lejano parecía aquel instante
que regalaba en nuestras venas vida.
¿En dónde están ahora esas las fuerzas
que han hecho de la vida un árbol seco,
menguado, enfermo y de aliento poco,
tan escaso que no sostiene a uno?

Habrá que erguirse como pueda uno
y aguantar a pie firme este instante.
Habrá que hacer un mucho de lo poco.
Dignamente enfrentar la escasa vida.
Lo que fuera maduro es hoy seco.
Para engañarse ya no existen fuerzas.

Adiós, ay fuerzas que me hicisteis uno,
maduro y luego seco en un instante.
Al fin la vida sabe siempre a poco.


Fernando Ortiz




LLAVE DE NIEBLA



Nunca sabremos nada sobre el tiempo.
Ya cobija la cuna en suave sombra,
ya con su sombra oscura cubre al hombre.
Quizás acerca de esto las palabras
poco puedan decir. ¿Dónde la llave
de niebla que entreabría la mañana?

Era entonces eterno ese mañana
y ni siquiera preocupaba el tiempo
a quien creía poseer la llave
para abrirnos las puertas de la sombra.
—Nada nos preocupaban las palabras,
propias de la miseria de los hombres—.

¿Mas por qué esa miseria que a los hombres
disuade de esperar en el mañana?
¿Y esa desconfianza en las palabras
mayor aún cuanto menor el tiempo
de gozar de las luces y las sombras
antes que nos encierren bajo llave?

He intentado saber cuál es la llave

que nos descubra que por qué los hombres
se resignan al reino de la sombra
antes de que se extinga su mañana.
Años hace pensé: cuestión de tiempo;
cuestión de libros, años y palabras.

Algo sé ya de cierto. Con palabras
nadie nunca logró forjar la llave
que permitiera traspasar el tiempo.
Así, de nada sirve para el hombre
ni la promesa de un feliz mañana
ni la amenaza de la eterna sombra.

Mas todos fuimos dioses. Suaves sombras
nos cobijaron. Cálidas palabras
iluminando siempre la mañana.
En nuestra mano siempre aquella llave
que detenía el paso de los hombres
y penetraba el corazón del tiempo.

Ya sé que el tiempo huye como sombra,
que poco importa el hombre y su palabra
y que perdí la llave y el mañana.


Fernando Ortiz